jueves, 15 de julio de 2010

Ríete de Kafka, una nueva crónica de Deanna Albano

LA 1404


Se me ocurrió solicitar mi pensión del Seguro Social. No había tenido interés en solicitarla antes, porque pensaba que yo no la necesitaba tanto.
Hice las primeras diligencias yendo a Parque Central y cuando entregué los recaudos, no me dieron ningún comprobante porque ese día no había línea. Que volviera en una semana. A los quince días me informan que salió la pensión. Pensé “qué eficiencia” y yo que tenía otra imagen.
Tuve que ir ocho veces para que me informaran. A la novena vez me informan que la pensión salió por vía de Gracia. Mi extrañeza continua y eso???? Si yo no había hecho ningún trámite.
Recorrí todos los pisos de la Esq. Altagracia, pero nadie tenía la información exacta.
Me mandaban del timbo al tambo entre Parque Central, la Torre Norte del Silencio, y remato en la Esquina de Altagracia.
Finalmente descubro que me fue otorgada la pensión en Octubre 2005. Qué raro, si yo la solicité en el 2006.
Subo escaleras, bajo escalones, finalmente me informan que otra persona está cobrando por mí con una cédula falsa, una partida de nacimiento falsa y la constancia de trabajo adulterada.
La otra señora estaba cobrando mi pensión en el Banco Venezuela.
Hay que hacer la denuncia en PTJ, en el Paraíso. Me toca recorrer la ciudad para hacer la denuncia.
Llevo la copia de la denuncia a Parque Central. Empiezo a ir cada quince días y me informan que van a desbloquear la cuenta y me van a hacer el oficio para yo poder cobrar. Descubro que la clave está en el Piso 7 de la Torre Norte, en el Silencio. Sin embargo, cada vez que creo que estoy cerca de la solución, cambian el jefe. Esto sucedió tres o cuatro veces.
A cada uno le entrego copia de todos los papeles. Cada vez que cambia un jefe, hay que esperar que tomen posesión del cargo.
En una de esas idas, me atiende una joven muy amable, Mary y me notifica que como NUNCA presenté mis papeles, tenía que llevar los originales esa misma tarde.
Cuando regreso en la tarde NINGUNO de los funcionarios quiso atenderme ni recibir mis papeles. Les digo que me voy a quedar hasta que alguien me reciba. Cuando son cerca de las 400 pm se me acerca una vigilante y susurra “ aquí es muy peligroso de noche, no se queda nadie”.
En verdad pudo más el miedo y no tuve otro recurso que irme.
Durante otros cinco meses volví y cada vez me pedían una tal planilla 1404, que yo no tenía porque se la habían dado a la otra. Ya el caso era conocido en todo el seguro. Era el caso de la morena la otra, y la catira que soy yo, como Mary le informaba pacientemente, a cada nuevo jefe. La morena seguía cobrando, y yo??? …. recorriendo oficinas, enviando cartas al Presidente del Seguro Social, subiendo y bajando escaleras.
Ahora paso las noches soñando con la 1404, 1404, 1404, 1404.

1 comentario:

  1. Tu aventura tratando de cobrar la pension del seguro social me recuerda, en fecto, los cuentos kafkianos en cuanto a la indolencia y a la falta de respeto al ciudadano por parte de la burocracia (esas son las cosas que me alejan de ti….!), un ultraje a la dignidad de la gente que se retira y en especial a los ancianos que tienen que vivir de ella.

    Juan M

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