En la sesión 1, martes 9 de febrero, hicimos las presentaciones de rigor, básicamente compartimos nuestros nombres, a qué nos dedicamos y por qué nos interesaba el taller de crónica. Luego nos centramos en dar algunas nociones generales sobre el género crónica:
DEFINICIÓN DE CRÓNICA: “Género narrativo que se centra, por lo general, en un personaje, evento ó acontecimiento específico de la actualidad, desde una mirada subjetiva, personal”.
CARACTERÍSTICAS DE LA CRÓNICA
Es un género híbrido ó fronterizo: Algunos estudiosos lo sitúan discursivamente entre el periodismo y la literatura; otros entre el periodismo, la literatura y la historia. Earle Herrera en La magia de la crónica lo define como “un género del periodismo de opinión”. Este encasillamiento discursivo dejaría fuera la crónica histórica, conocida entre nosotros como Crónica de Indias, la crónica oral, ó la crónica contemporánea no escrita por periodistas.
Vínculo con el periodismo:
-Informa sobre un personaje o hecho de actualidad.
-Se publica, por lo general, en un medio de comunicación masivo (la prensa, la revista).
-Para el cronista establecer vínculo lo más directo posible con el lector es fundamental. Su discurso está dirigido hacia él.
-El lenguaje utilizado debe ser ágil, dinámico, preciso y ameno. O se corre el riesgo de aburrir al lector y que este abandone la lectura del texto.
Diferencias: La función de los géneros periodísticos tradicionales como el reportaje, el artículo, la noticia, es básicamente informar, debe apegarse a los hechos, mientras la crónica no se conforma con la versión escueta del hecho. El punto de vista personal, la toma de posición frente a lo narrado, que caracteriza a la crónica no se le permite al periodista que reseña un acontecer noticioso. Expresa Earle Herrera en La magia de la crónica: “No solo se reseña, sino que se opina, ironiza, ridiculiza o exalta el acontecimiento de que se trata. Y de ese acontecimiento el cronista puede quedarse con un solo aspecto del mismo: el virtuosismo de un artista, la oratoria de un político, la aventura de un libro más que el libro en sí, el valor de un deportista, la indecisión de un árbitro de fútbol o la pasión que desborda el fanatismo”.
Vínculo con la literatura:
-El estilo hace al cronista. Por lo tanto la crónica debe presentar un lenguaje estéticamente elaborado. Aún si el estilo del autor es coloquial.
-Si bien la materia prima del cronista es un hecho actual, es igualmente un texto ficcional. En el sentido de que van a tomarse sólo determinados aspectos de la realidad reseñada para presentar al lector una representación subjetiva de esa realidad. Lo que el lector o receptor recibe no es la realidad, tal cual como es, sino la realidad recreada desde un determinado punto de vista, la del cronista.
Diferencias: El material del cronista no es imaginado libremente, toma como punto de partida un hecho real.
Vínculo con la Historia:
-Presentación de un hecho ocurrido efectivamente de manera lógica y cronológica. Pero el cronista al organizarlo lo ubica de manera específica por su tema y su ámbito. Se centra en la vida de un individuo, una ciudad o región; alguna gran empresa, como una guerra, una cruzada, un determinado proceso político; o alguna institución, como la monarquía, la Iglesia. Ofrece el acontecer ciudadano actual (social, económico, cultural o político).
Diferencias: El historiador trabaja con hechos ocurridos en el pasado, los estudia de manera secuencial y resalta los grandes hitos de esa secuencia. Hay una perspectiva cronológica distanciada en el tiempo. Mientras el historiador busca una gran panorámica, el relato de la crónica va al detalle, se centra en determinado (s) aspecto (s), el lector o espectador tiene la impresión de ser testigo del acontecimiento reseñado.
El estilo: El cronista busca per se seducir al lector, por lo tanto apela a diversos recursos para lograr este objetivo: un estilo suelto y ligero, dinámico; pero al mismo tiempo estéticamente elaborado; y con frecuencia acude a formas discursivas indirectas, tales como: el humor, la ironía, la parodia, la paradoja, e incluso, el sarcasmo. Con frecuencia su discurso interpela los discursos oficiales, transgrediéndolos y reelaborándolos. “Los cronistas, hacen transparentes las relaciones jerárquicas, de poder, y otras formas de organización social, los supuestos que rigen nuestro comportamiento social.” (María Josefina Barajas, Imaginarios de una cotidianidad). Su postura no es frontal, pero ofrece al receptor los elementos necesarios para que él (o ella) saque sus propias conclusiones.
La veracidad: Si bien la crónica presenta una postura subjetiva de un hecho o personaje, al igual que cualquier género periodístico, “debe atenerse a la verdad, no puede tergiversarla” (Earle Herrera, La magia de la crónica). Un cronista es siempre honesto con el receptor, no le miente. Sabe que la verdad absoluta no existe, por eso no busca imponer su verdad. Pero si pretende ser veraz.
La voz de los que no tienen voz pública: En la crónica no se da cuenta de los grandes acontecimientos desde la perspectiva del poder, se narra o se describe desde el punto de vista de la gente de a pie, desde una visión cotidiana. Por ello, con frecuencia, los personajes que la protagonizan son anónimos, del pueblo, o son personajes “populares”, es decir, que pertenecen al imaginario colectivo: el artista de cine o televisión, el cantante, la vedette. En definitiva, personajes, que más allá de su origen, se identifican con ellos una cantidad importante de los miembros de una comunidad o sociedad.
El aspecto revelador de la crónica: Su finalidad última, no evidente, “es arrojar luz sobre la parte oculta, lo que no se ve, lo desapercibido para la mayoría, el claroscuro de la vida, el detalle revelador, la relación entre realidades aparentemente distantes o contradictorias, la sorpresa y el asombro, ‘el perfil del instante’ que escapó a muchos y quedó plasmado en la crónica”. (Earle Herrera, La magia de la crónica).
Los temas de la crónica: Los temas de una crónica pueden ser variados: un personaje típico, por su oficio, su comportamiento; un lugar que pertenezca a la memoria colectiva de una comunidad o sociedad; o un evento o acontecimiento relevante (la elección de una autoridad pública, un concierto multitudinario, un desastre). Lo fundamental es que el tema escogido sea de interés común para la sociedad a la cual pertenece el cronista. (María Josefina Barajas, Imaginarios de una cotidianidad).
Bibliografía básica
Barajas, María Josefina. (1998). Imaginarios de una cotidianidad. Caracas: La Casa de Bello.
Cabrujas, José Ignacio. (1997). El país según Cabrujas. Caracas: Monte Ávila Editores Latinoamericana.
Dahbar, Sergio. (1989). Sangre, dioses, mudanzas. Caracas: Alfadil Ediciones.
Herrera, Earle. (1991). La magia de la crónica. Caracas: Fondo Editorial de Humanidades y Educación. Universidad Central de Venezuela.
Lerner, Elisa. (1984). Crónicas ginecológicas. Caracas: Línea Editores.
Lerner, Elisa. (1979). Yo amo a Columbo. Caracas: Monte Ávila Editores.
Lerner, Elisa. (2000). Carriel para la fiesta. Caracas: Editorial Blanca Pantin.
Lerner, Elisa. (2000b). En el entretanto. Caracas: Monte Ávila Editores Latinoamericana.
Muñoz, Boris. (2007). Despachos del Imperio. Caracas: Debate.
Rotker, Susana. La invención de la crónica. México: Fondo de Cultura Económica.
Valle, Gustavo. (2005). La paradoja de Itaca. De ciudades y de viajes. Caracas: Ministerio de la Cultura/Consejo Nacional de la Cultura.
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