En la sección 11 leímos y comentamos varias crónicas, tomando como referencia describir personaje típico de la Venezuela actual y luego salimos en trabajo de campo a un evento local. Posteo aquí una de las crónicas leídas, "El arribista", de Marla Rojas:
El arribista
Nacida aquí, llevo 36 años viviendo en Venezuela y aunque la conozco poco geográficamente, estoy empapada del sentido de pertenencia y las características de un paisano. Un venezolano se reconoce en cualquier parte del mundo ya sea por su tumbao, forma de hablar o maneras de conducirse.
Los venezolanos se deshojan como las capas de una alcachofa. Para mí existen muchos adjetivos a que atribuírselos. Y de allí numerosos personajes que se fijan en mi memoria y que forman parte de la variopinta fauna que pueblan nuestras calles.
Es de esa sólida masa que va todos los días a trabajar, que se mete en el metro a costa de un empujón, grito o pisotón, que permanece horas en el tráfico o simplemente funge como peatón en una ciudad cuyo frenesí nos coloca en unos niveles de stress del primer mundo, que resalta, una figura ineludible y esa es El Arribista.
El Arribista suele venir de ambientes muy precarios y muy difíciles. Salvo su inteligencia no tienen otra riqueza mayor que la capacidad de trabajo. A veces su intelecto los coloca en las oportunidades propicias para escalar. Es así como estos individuos de nula filantropía se aprovechan desde la suegra millonaria hasta el jefe noble que les enseñó todo lo que aprendieron al llegar nuevos a alguna empresa que tenían en la mira.
Moral ninguna. Y no caigamos en el cliché de Maquiavelo porque, ¿para qué citarlo? si lo que es obvio no necesita anteojos.
Digamos que si tienen ética sería la ética del mentiroso. El chanchullo y el guiso es su hábitat común.
No les importa causar daños a terceros incluso si al verse afectados consiguen para ellos un mayor bien. Cada una de sus acciones está vinculada con una razón subjetiva y su principio siempre será ganar-perder, es decir, ellos ganan, siempre y cuando, el resto pierda. Por lo que no se caracterizan por actos de buena fe ya que estaríamos hablando de negociaciones en igualdad de condiciones, cosa que ellos desconocen.
Al principio si como no, muy amables, muy chéveres, muy todo pero paralelamente a su inmunda curiosidad e impertinentes, incómodas y hasta sesgadas preguntas y con las respuestas a ellas, van tejiendo la tela de araña para apresar a su próxima víctima.
Normalmente se plantean metas a futuro y trazan proyectos muchas veces desconocidos hasta por sus más allegados. Subir es cuestión de tiempo lo demás, es herir.
Oiga usted, si se enamora de un o de una arribista y su apartamento es propio y digamos que usted goza de una buena posición tenga cuidado porque hasta una relación paralela le puede descubrir y no sea que su novio o novia termine en su pent house con un mister Venezuela o la con la chica Urbe del mes. Resguarde sus bienes y use el extinguidor en caso de egoísmo catatónico evidenciado en la hipocresía y deslealtad propios del personaje en cuestión.
De paso, lo creen a usted como una persona inocente y hasta indefensa, como diríamos en buen criollo se hacen los locos, subrepticiamente cometen sus iniquidades y nosotros no debemos hacernos los pendejos.
Caracas, ciudad extrema por sus vapores y figuras locales. Y no olvide que el arribista existe también en el diccionario de la Real Academia Española como aquellas “personas que progresan en la vida por medios rápidos y sin escrúpulos”. Manténgase alejado de estos implacables seres y si se topa con alguno, póngale límites de una. Para reconocerlos use lentes tridimensionales pues tienen la cara tan dura y tan cuadrada que pueden ser los protagonistas de cualquier escabroso thriller.
Marla Melissa Rojas
lunes, 26 de abril de 2010
viernes, 23 de abril de 2010
Sección 10, Más crónicas modernistas
En la sección del 16 de abril de 2010 leímos una crónica de Manuel Díaz Rodríguez, "Constantinopla", de su libro de crónicas de viajes De mis romerías. El escritor venezolano Manuel Díaz Rodríguez fue el prosista más importante del continente, y al igual que las figuras más destacadas del movimiento modernista, fue viajero, pero también alma sensible. También, formó parte de las figuras intelectuales que acompañaron al gobierno de Juan Vicente Gómez, junto a escritores como José Gil Fortoul, Pedro Emilio Coll, Vallenilla Lanz. En la crónica leída se destaca el cuidadoso uso del lenguaje, el cual llega en algunos momentos al lirismo poético, el detalle preciocista. Es el caso de la descripción que hace Díaz Rodríguez de las mujeres del harem del sultán turco, a las cuales compara con las flores de un invernadero, deteniéndose incluso en un área precisa de estas mujeres, sus manos, la única parte su cuerpo visible. De un plano amplio, de la ciudad descrita, Constantinopla, la visión del cronista se va cerrando. Inicia su descripción con la figura del Sultán y su séquito de guerreros, para luego enfocarse en las mujeres de su harem y sus eunucos. Lo importante a destacarse, además del lenguaje preciocista, que ya he señalado, es la perspectiva, cargada de subjetividad, que parte de lo observado pero que va mucho más allá, entregándonos, su mirada acerca de un lugar exótico, una cultura, y lo que esta cultura despierta en su imaginación. Como ya he señalado lo fundamental de una crónica, y que define precisamente el estilo de un cronista, está en estos dos aspectos; por una parte, de qué manera su lenguaje construye una visión de la realidad, y de igual modo, desde qué punto de vista enfoca la realidad observada. Desde ese punto de vista Díaz Rodríguez es una figura paradigmática de la época modernista.
En la sección 10 también leímos y comentamos los ejercicios de tres talleristas.: María Fernada, Diego y Marla. La propuesta del ejercicio era escribir una crónica en la que predominase el tema y la perspectiva subjetiva. Nos resultó evidente que la objetividad sobre un hecho nos resulta más fácil de expresar. Como señalé, toda buena crónica debe presentar una perspectiva con cierto grado de subjetividad, otra cosa distinta es que el tema de la crónica sea de referente subjetivo, es decir, que el tema sea una emoción, un sentimiento, algo que podamos vincular al ámbito de lo íntimo. Aún si nos referimos a un sentimiento ajeno o colectivo, algo de nuestra propia subjetividad se pone en juego, queda expuesto. La crónica "los suicidas del fin del mundo" de Leila Guerriero, publicada por Debate, a la que ya me he referido en un posteo anterior, podría ser un ejemplo paradigmático dentro de la crónica latinoamericana contemporánea.
En la sección 10 también leímos y comentamos los ejercicios de tres talleristas.: María Fernada, Diego y Marla. La propuesta del ejercicio era escribir una crónica en la que predominase el tema y la perspectiva subjetiva. Nos resultó evidente que la objetividad sobre un hecho nos resulta más fácil de expresar. Como señalé, toda buena crónica debe presentar una perspectiva con cierto grado de subjetividad, otra cosa distinta es que el tema de la crónica sea de referente subjetivo, es decir, que el tema sea una emoción, un sentimiento, algo que podamos vincular al ámbito de lo íntimo. Aún si nos referimos a un sentimiento ajeno o colectivo, algo de nuestra propia subjetividad se pone en juego, queda expuesto. La crónica "los suicidas del fin del mundo" de Leila Guerriero, publicada por Debate, a la que ya me he referido en un posteo anterior, podría ser un ejemplo paradigmático dentro de la crónica latinoamericana contemporánea.
Sección 9, conversación con cronista
En la sección del 9 de abril de 2010 conversamos con el señor Rafael Castillo, cronista de Chacao. Quién conversó con nosotros sobre las funciones de un cronista y sobre la historia de Chacao, desde el Chacao amurallado y rodeado de haciendas, vinculado a la familia materna del Libertador, en la que se detenían los viajeros y comerciantes que iban a Caracas (en ese entonces Caracas era el cuadrilátero histórico y algunas manzanas que lo rodeaban), hasta el municipio autónomo que es hoy en día.
jueves, 8 de abril de 2010
Sección 8, La crónica modernista
Continuando con nuestro recorrido histórico de la crónica, leímos tres crónicas modernistas: El colibrí de Pedro Emilio Coll, narrador venezolano y dos crónicas de José Martí, una de las figuras más destacadas del Modernismo latinoamericano, poeta, periodista y político cubano. En la primera parte de la sesión contextualizamos estas crónicas señlando algunas características del Modernismo:
MODERNISMO
Movimiento literario, pero también ideológico, cultural y social latinoamericano, que podemos situar entre las dos últimas décadas del siglo XIX y las dos primeras del siglo XX. Aunque su influencia se extenderá un poco más en el tiempo. Su figura más destacada es el poeta, periodista y diplomático nicaragüense Rubén Darío. Otras figuras importantes son: José Martí, Julián del Casal, José Asunción Silva y Gutiérrez Najera. Entre los escritores venezolanos se encuentran: Manuel Díaz Rodríguez (el máximo prosista continental del Modernismo), Pedro Emilio Coll, Pedro César Dominici, y algunso estudiosos mencionan a Rufino Blanco Fombona. Coincide con la denominada Generación del 98 española (Ramón del Valle Inclán, Miguel de Unamuno, Jacinto Benavente, Pío Banoja y Ramiro de Maeztu). Asimismo coincide en el tiempo con la Belle Epoque (La Bella Época) en Europa. La estética modernista amalgamó diversas tendencias literarias e ideológicas, entre las que podemos mencionar: el Romanticismo, el Realismo, el Naturalismo, el Parnasianismo, el Simbolismo, el Decadentismo, el Prerrafaelismo inglés, y con las corrientes de pensamiento Positivismo, Espiritualismo y Vitalismo. El Positivismo podemos observarlo en las obras modernistas en la fuerte importancia que va a cobrar la noción de Progreso, vinculada con los avances científicos y tecnológicos, la importancia del pensamiento racional, opuesto generalmente a la barbarie. Es por ello que la vida y ambiente urbanos van a ser los referentes predominantes en el texto modernista. Con frecuencia la ciudad de París, en particular, que era el epicentro cultural de la época. El Arte y la Belleza "se postulan como valores supremos y absolutos", como respuesta estética, refinada, a la sociedad mercantilista y mecanizada, que ha transformado el arte en mercancía y ha despojado al artista de su papel ductor en la sociedad. La prosa periodística en particular no escatima la belleza verbal para diferenciarse de las expresiones destinadas al populacho que empiezan a circular en la prensa, tales como el folletín. Por otra parte, la literatura en lengua española se había desgastado, anclándose en el academicismo. la estética hispanoamericana quería diferenciarse de esta estética decadente y proponer una estética singular, propia de América, pero al mismo tiempo universal. El cronista del Modernismo quiere ser ante todo, "ciudadano del mundo". De allí que sea común encontrar referentes exóticos, misteriosos en los textos modernistas, como es el caso de la crónica que leímos de Martí, "Un funeral chino", que describe en detalle las exequias de un personaje relevante de la comunidad china de New York, mostrando rituales, costumbres, trajes. Más allá de lo estético, el Modernismo abarca aspectos de la vida cotidiana de las personas de a pie de la época, que puede observarse en el culto a la moda, al objeto bello, al espectáculo. Lo bello- señala Graciela Montaldo, pasa a ser "algo disponible en el mercado" (...) "desde los trajes cada vez más sofisticados hasta los objetos de aseo personal". Esto se representa en la cronica y el texto modernista en el cuidado que se le presta al lenguaje, hasta volverse incluso preciosista, y a la artificiocidad como valor estético predominante, se contrapone a lo real el ideal del arte. Esto es posible en la medida en que las capitales latinoamericanas empiezan a crecer y se abren al mercado internacional global, una vez que se han independizado de España. Otro aspecto fundamental es el vínculo de la estética modernista con lo espiritual y subjetivo, y especialmente con el "spleen", el malestar del espíritu que surge a propósito de la mercantilización y mecanización de la sociedad, que coloca al artista y al escritor al margen de la sociedad, al no poder asignarle un valor productivo a su trabajo. Señala Darío en uno de sus textos: "Las musa se van, porque vinieron las máquinas y apagan el eco de las liras". Hay también en el escritor y cronista de la época un cierto hedonismo, que lo lleva a destacar en sus descripciones todo aquello que puede percibirse a través de los sentidos: colores, olores, sabores. De igual modo el referente erótico cobra relevancia. Por otra parte, debe señalarse el estrecho vínculo entre Modernismo y Modernidad, al igual que el artista del Renacimiento, el modernista, y muy especialmente el escritor de crónicas, le interesa estar al día, enterarse y mostrar los avances y novedades de los países más avanzados. Lo que no les es difícil puesto que los grandes escritores latinoamericanos del Modernismo van a ser viajeros. Vivirán en distintos países latinoamericanos, en los Estados Unidos y en Europa. En su propia escritura le interesa destacarse por su originalidad y novedad, que va a tomar de diversas culturas, idiomas, y movimientos estéticos. Su referente es el hombre universal, culto, que surge con la Ilustración, el enciclopedismo, a finales del siglo XVIII.
Bibliografía
Díaz Rodríguez, Manuel. (1942) "Paréntesis modernista o ligero ensayo sobre el Modernismo". En Camino de perfección y otros ensayos. Apuntaciones para una biografía espiritual. Caracas: Editorial Cecilio Acosta
Montaldo, Graciela. (1995). La sensibilidad amenazada. Caracas: Fundación Celarg/Planeta.
Rama, Ángel. Rubén Darío y el Modernismo. Editorial Alfa.
MODERNISMO
Movimiento literario, pero también ideológico, cultural y social latinoamericano, que podemos situar entre las dos últimas décadas del siglo XIX y las dos primeras del siglo XX. Aunque su influencia se extenderá un poco más en el tiempo. Su figura más destacada es el poeta, periodista y diplomático nicaragüense Rubén Darío. Otras figuras importantes son: José Martí, Julián del Casal, José Asunción Silva y Gutiérrez Najera. Entre los escritores venezolanos se encuentran: Manuel Díaz Rodríguez (el máximo prosista continental del Modernismo), Pedro Emilio Coll, Pedro César Dominici, y algunso estudiosos mencionan a Rufino Blanco Fombona. Coincide con la denominada Generación del 98 española (Ramón del Valle Inclán, Miguel de Unamuno, Jacinto Benavente, Pío Banoja y Ramiro de Maeztu). Asimismo coincide en el tiempo con la Belle Epoque (La Bella Época) en Europa. La estética modernista amalgamó diversas tendencias literarias e ideológicas, entre las que podemos mencionar: el Romanticismo, el Realismo, el Naturalismo, el Parnasianismo, el Simbolismo, el Decadentismo, el Prerrafaelismo inglés, y con las corrientes de pensamiento Positivismo, Espiritualismo y Vitalismo. El Positivismo podemos observarlo en las obras modernistas en la fuerte importancia que va a cobrar la noción de Progreso, vinculada con los avances científicos y tecnológicos, la importancia del pensamiento racional, opuesto generalmente a la barbarie. Es por ello que la vida y ambiente urbanos van a ser los referentes predominantes en el texto modernista. Con frecuencia la ciudad de París, en particular, que era el epicentro cultural de la época. El Arte y la Belleza "se postulan como valores supremos y absolutos", como respuesta estética, refinada, a la sociedad mercantilista y mecanizada, que ha transformado el arte en mercancía y ha despojado al artista de su papel ductor en la sociedad. La prosa periodística en particular no escatima la belleza verbal para diferenciarse de las expresiones destinadas al populacho que empiezan a circular en la prensa, tales como el folletín. Por otra parte, la literatura en lengua española se había desgastado, anclándose en el academicismo. la estética hispanoamericana quería diferenciarse de esta estética decadente y proponer una estética singular, propia de América, pero al mismo tiempo universal. El cronista del Modernismo quiere ser ante todo, "ciudadano del mundo". De allí que sea común encontrar referentes exóticos, misteriosos en los textos modernistas, como es el caso de la crónica que leímos de Martí, "Un funeral chino", que describe en detalle las exequias de un personaje relevante de la comunidad china de New York, mostrando rituales, costumbres, trajes. Más allá de lo estético, el Modernismo abarca aspectos de la vida cotidiana de las personas de a pie de la época, que puede observarse en el culto a la moda, al objeto bello, al espectáculo. Lo bello- señala Graciela Montaldo, pasa a ser "algo disponible en el mercado" (...) "desde los trajes cada vez más sofisticados hasta los objetos de aseo personal". Esto se representa en la cronica y el texto modernista en el cuidado que se le presta al lenguaje, hasta volverse incluso preciosista, y a la artificiocidad como valor estético predominante, se contrapone a lo real el ideal del arte. Esto es posible en la medida en que las capitales latinoamericanas empiezan a crecer y se abren al mercado internacional global, una vez que se han independizado de España. Otro aspecto fundamental es el vínculo de la estética modernista con lo espiritual y subjetivo, y especialmente con el "spleen", el malestar del espíritu que surge a propósito de la mercantilización y mecanización de la sociedad, que coloca al artista y al escritor al margen de la sociedad, al no poder asignarle un valor productivo a su trabajo. Señala Darío en uno de sus textos: "Las musa se van, porque vinieron las máquinas y apagan el eco de las liras". Hay también en el escritor y cronista de la época un cierto hedonismo, que lo lleva a destacar en sus descripciones todo aquello que puede percibirse a través de los sentidos: colores, olores, sabores. De igual modo el referente erótico cobra relevancia. Por otra parte, debe señalarse el estrecho vínculo entre Modernismo y Modernidad, al igual que el artista del Renacimiento, el modernista, y muy especialmente el escritor de crónicas, le interesa estar al día, enterarse y mostrar los avances y novedades de los países más avanzados. Lo que no les es difícil puesto que los grandes escritores latinoamericanos del Modernismo van a ser viajeros. Vivirán en distintos países latinoamericanos, en los Estados Unidos y en Europa. En su propia escritura le interesa destacarse por su originalidad y novedad, que va a tomar de diversas culturas, idiomas, y movimientos estéticos. Su referente es el hombre universal, culto, que surge con la Ilustración, el enciclopedismo, a finales del siglo XVIII.
Bibliografía
Díaz Rodríguez, Manuel. (1942) "Paréntesis modernista o ligero ensayo sobre el Modernismo". En Camino de perfección y otros ensayos. Apuntaciones para una biografía espiritual. Caracas: Editorial Cecilio Acosta
Montaldo, Graciela. (1995). La sensibilidad amenazada. Caracas: Fundación Celarg/Planeta.
Rama, Ángel. Rubén Darío y el Modernismo. Editorial Alfa.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)